¿Cómo transformar las prácticas de evaluación tradicional que realizan los maestros al interior de las aulas de la preparatoria, por prácticas críticas e innovadoras que permitan procesos de formación ética y moral de los alumnos?
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¿Cómo transformar las prácticas de evaluación tradicional que realizan los maestros al interior de las aulas de la preparatoria, por prácticas críticas e innovadoras que permitan procesos de formación ética y moral de los alumnos?
Análisis de valores y contexto.[u]
[b]Análisis de valores: ¿Por qué y para qué es importante el aprendizaje de lo que propongo?
En la actualidad, existe una fuerte preocupación entre los profesores de Educación Media Superior (y considero que también en los otros niveles educativos) ante la exigencia de abandonar las prácticas de evaluación tradicional y avanzar hacia modelos y sistemas de evaluación formativos y participativos. Esta preocupación la he detectado a la hora de consultar y revisar literatura especializada, así como analizando las diversas prácticas docentes que a lo largo de 30 años de servicio he tenido la oportunidad de observar y por supuesto, también de poner en práctica.
Las razones que conducen al presente Proyecto de Intervención se originan en la convicción de que existen grandes posibilidades de transformar las actuales prácticas evaluativas de corte tradicional, sustentadas en el pensamiento positivista, por prácticas críticas e innovadoras que aún cuando siempre han estado presentes en el discurso pedagógico, han sido desdibujadas de la vida cotidiana del aula sin considerar que éstas apuestan por la pertinencia de una evaluación formativa y su adecuación a una sociedad cambiante y dinámica.
En este Proyecto se pretende poner en el centro del debate al alumno como sujeto de evaluación en situación de formación ética y moral y al profesor como sujeto que evalúa a partir de sus propios marcos éticos y morales.
Desde una perspectiva crítica, ya no se puede permitir el sesgo fiscalizador que asumen los diferentes actores encargados de la evaluación, pues solamente contemplan la parte técnica-racional de ésta, privilegiando el aspecto cuantitativo de la misma:
• Cuáles son los estándares de aprobación y reprobación.
• Cuántos son los logros de aprendizaje de los alumnos de cada establecimiento educacional, permitiendo hacer comparaciones en relación con otros y con el país en su conjunto.
• Evaluar la eficiencia y eficacia de las acciones ejecutadas en el establecimiento para “mejorar” la calidad del aprendizaje, al comparar los resultados actuales con aquellos obtenidos en las mediciones anteriores.
• Presentar resultados numéricos (estadísticos) como una rendición de cuentas.
• Recitar conceptos de evaluación retomando a diferentes autores e incluso, privilegiando aquella literatura que se les presenta con el formato de manual, donde a través de enunciados y principios pretenden homogeneizar el proceso de la evaluación, convirtiéndolo en un instructivo y/o recetario.
Prácticamente se ignora la parte potencial de la evaluación como una posibilidad de formación ética y moral a partir de considerar al sujeto desde su dimensión individual y social, mismo que “debiera” participar en procesos dialógicos y democráticos como formas de vida y no solamente como decálogos acartonados, permeados de intereses políticos y demagógicos.
Análisis del contexto: ¿Qué sé y qué necesito saber?
Los procesos de evaluación que se practican en la Escuela Preparatoria Oficial No. 18, ubicada en el municipio de Nezahualcóyotl, Estado de México, se reducen a datos estadísticos cuantitativos. Todos los maestros hablan de evaluación, pero cada uno la conceptualiza e interpreta siguiendo principios y normas relacionadas exclusivamente con la medición; además, se privilegia la participación de un solo sujeto: el profesor (evaluador) quien realiza actividades de calificar, clasificar, examinar, medir, corregir, cuantificar, etc., la evaluación desempeña un papel meramente funcional e instrumental, y la utilizan con intenciones altamente sancionadoras, como instrumento de poder y de control.
Los profesores evalúan utilizando formas tradicionales (prácticas dispersas y arbitrarias) que perjudican los aprendizajes académicos y posiblemente generan distorsiones en la formación ética y moral de los estudiantes.
Desde mi perspectiva, en el contexto de la experiencia, no existen ni se aplican seguimientos o aproximaciones de investigación que cuestionen el sentido de la evaluación como instrumento de control y/o ejercicio de autoridad; donde prácticamente queda desdibujado un actor principal del proceso: el alumno, del cual se reduce su participación a mero espectador, a sujeto pasivo que nada aprende de la evaluación (sólo la padece) y mucho menos se forma ética y moralmente a partir de ella.
Otro aspecto que se conoce y por lo tanto justifica el diseño de este proyecto de intervención, es el desfase entre los referentes teóricos que se manejan en Planes y Programas de la RIEMS (Reforma Integral de Educación Media Superior) del Estado de México; que intentan imprimir un sentido crítico a la evaluación, incorporando categorías como: rúbricas, evaluación por competencias, autoevaluación y coevaluación; y las prácticas tradicionales que los profesores desarrollan al interior de las aulas.
Con respecto a lo que necesito saber, me parece importante realizar un análisis crítico de los documentos del currículum formal referentes a la evaluación, tales como:
• Acuerdos secretariales:
a) 442 por el que se establece el Sistema Nacional de Bachillerato en un marco de diversidad.
b) 444 por el que se establecen las competencias que constituyen el marco curricular común del Sistema Nacional de Bachillerato.
c) 447 por el que se establecen las competencias docentes para quienes impartan educación media superior en la modalidad escolarizada.
• Lineamientos psicopedagógicos e instrumentos para la evaluación del aprendizaje.
• Programa META (Modelo Educativo de Transformación Académica Basado en Competencias).
También considero que necesito saber sobre la historia personal de mis compañeros maestros, pues no es suficiente contar con información meramente objetiva como edad, años de servicio, preparación profesional, etc.; sino también contemplar su marco subjetivo, a partir del cual podré tener acceso al mundo privilegiado de sus sentimientos, emociones, sueños, esperanzas; a esa dimensión humana del sujeto, misma que lo sitúa como un “ser en el mundo”. Pues considero que esa interacción permitirá establecer la confianza que dé apertura, disposición y posibilidades de trabajar el proyecto de intervención.
[b]Análisis de valores: ¿Por qué y para qué es importante el aprendizaje de lo que propongo?
En la actualidad, existe una fuerte preocupación entre los profesores de Educación Media Superior (y considero que también en los otros niveles educativos) ante la exigencia de abandonar las prácticas de evaluación tradicional y avanzar hacia modelos y sistemas de evaluación formativos y participativos. Esta preocupación la he detectado a la hora de consultar y revisar literatura especializada, así como analizando las diversas prácticas docentes que a lo largo de 30 años de servicio he tenido la oportunidad de observar y por supuesto, también de poner en práctica.
Las razones que conducen al presente Proyecto de Intervención se originan en la convicción de que existen grandes posibilidades de transformar las actuales prácticas evaluativas de corte tradicional, sustentadas en el pensamiento positivista, por prácticas críticas e innovadoras que aún cuando siempre han estado presentes en el discurso pedagógico, han sido desdibujadas de la vida cotidiana del aula sin considerar que éstas apuestan por la pertinencia de una evaluación formativa y su adecuación a una sociedad cambiante y dinámica.
En este Proyecto se pretende poner en el centro del debate al alumno como sujeto de evaluación en situación de formación ética y moral y al profesor como sujeto que evalúa a partir de sus propios marcos éticos y morales.
Desde una perspectiva crítica, ya no se puede permitir el sesgo fiscalizador que asumen los diferentes actores encargados de la evaluación, pues solamente contemplan la parte técnica-racional de ésta, privilegiando el aspecto cuantitativo de la misma:
• Cuáles son los estándares de aprobación y reprobación.
• Cuántos son los logros de aprendizaje de los alumnos de cada establecimiento educacional, permitiendo hacer comparaciones en relación con otros y con el país en su conjunto.
• Evaluar la eficiencia y eficacia de las acciones ejecutadas en el establecimiento para “mejorar” la calidad del aprendizaje, al comparar los resultados actuales con aquellos obtenidos en las mediciones anteriores.
• Presentar resultados numéricos (estadísticos) como una rendición de cuentas.
• Recitar conceptos de evaluación retomando a diferentes autores e incluso, privilegiando aquella literatura que se les presenta con el formato de manual, donde a través de enunciados y principios pretenden homogeneizar el proceso de la evaluación, convirtiéndolo en un instructivo y/o recetario.
Prácticamente se ignora la parte potencial de la evaluación como una posibilidad de formación ética y moral a partir de considerar al sujeto desde su dimensión individual y social, mismo que “debiera” participar en procesos dialógicos y democráticos como formas de vida y no solamente como decálogos acartonados, permeados de intereses políticos y demagógicos.
Análisis del contexto: ¿Qué sé y qué necesito saber?
Los procesos de evaluación que se practican en la Escuela Preparatoria Oficial No. 18, ubicada en el municipio de Nezahualcóyotl, Estado de México, se reducen a datos estadísticos cuantitativos. Todos los maestros hablan de evaluación, pero cada uno la conceptualiza e interpreta siguiendo principios y normas relacionadas exclusivamente con la medición; además, se privilegia la participación de un solo sujeto: el profesor (evaluador) quien realiza actividades de calificar, clasificar, examinar, medir, corregir, cuantificar, etc., la evaluación desempeña un papel meramente funcional e instrumental, y la utilizan con intenciones altamente sancionadoras, como instrumento de poder y de control.
Los profesores evalúan utilizando formas tradicionales (prácticas dispersas y arbitrarias) que perjudican los aprendizajes académicos y posiblemente generan distorsiones en la formación ética y moral de los estudiantes.
Desde mi perspectiva, en el contexto de la experiencia, no existen ni se aplican seguimientos o aproximaciones de investigación que cuestionen el sentido de la evaluación como instrumento de control y/o ejercicio de autoridad; donde prácticamente queda desdibujado un actor principal del proceso: el alumno, del cual se reduce su participación a mero espectador, a sujeto pasivo que nada aprende de la evaluación (sólo la padece) y mucho menos se forma ética y moralmente a partir de ella.
Otro aspecto que se conoce y por lo tanto justifica el diseño de este proyecto de intervención, es el desfase entre los referentes teóricos que se manejan en Planes y Programas de la RIEMS (Reforma Integral de Educación Media Superior) del Estado de México; que intentan imprimir un sentido crítico a la evaluación, incorporando categorías como: rúbricas, evaluación por competencias, autoevaluación y coevaluación; y las prácticas tradicionales que los profesores desarrollan al interior de las aulas.
Con respecto a lo que necesito saber, me parece importante realizar un análisis crítico de los documentos del currículum formal referentes a la evaluación, tales como:
• Acuerdos secretariales:
a) 442 por el que se establece el Sistema Nacional de Bachillerato en un marco de diversidad.
b) 444 por el que se establecen las competencias que constituyen el marco curricular común del Sistema Nacional de Bachillerato.
c) 447 por el que se establecen las competencias docentes para quienes impartan educación media superior en la modalidad escolarizada.
• Lineamientos psicopedagógicos e instrumentos para la evaluación del aprendizaje.
• Programa META (Modelo Educativo de Transformación Académica Basado en Competencias).
También considero que necesito saber sobre la historia personal de mis compañeros maestros, pues no es suficiente contar con información meramente objetiva como edad, años de servicio, preparación profesional, etc.; sino también contemplar su marco subjetivo, a partir del cual podré tener acceso al mundo privilegiado de sus sentimientos, emociones, sueños, esperanzas; a esa dimensión humana del sujeto, misma que lo sitúa como un “ser en el mundo”. Pues considero que esa interacción permitirá establecer la confianza que dé apertura, disposición y posibilidades de trabajar el proyecto de intervención.
Lulusita Molina- Mensajes : 15
Fecha de inscripción : 20/09/2011
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