¿La práctica hace al maestro?
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¿La práctica hace al maestro?
Existe un dicho coloquial para decir que una vez que una persona aprende a hacer alguna actividad, sea cual sea esta después de practicarla constantemente, se volverá cada vez más hábil y mejor en lo que hace, es decir será experto en una “x” actividad, se pueden cometer errores, los resultados pueden no ser lo que uno espera, a lo que las personas dicen, no te preocupes “la práctica hace al maestro”, lo que me llevo a preguntarme, ¿este dicho aplica también en la práctica docente?
Abra posturas como la de Brubacher, Case & Reagan, quienes argumentan que la experiencia es un elemento central para formarse como un docente reflexivo, en donde entra en juego la vocación a la que los autores se refieren como “arte de ser docente” así como la revisión y manejo de las diferentes teorías que dan sustento a lo que se hace en las aulas.
No obstante, cuando llevo estas líneas a la experiencia que he tenido en el tiempo que llevo trabajando como profesora, me parece que la experiencia y los muchos años de servicio se contraponen a una actitud reflexiva a la que se refieren estos autores.
Muchos docentes que cuentan con una larga historia laboral, mencionan diferentes factores que han estado presentes a lo largo de su camino como docentes, entre los cuales ubico cuatro aspectos a saber:
a. Falta de vocación: algunos dicentes están en la docencia porque no encontraron trabajo en las áreas en las que ellos se prepararon profesionalmente o no concluyeron sus estudios profesionales, se les presento la oportunidad de entrar al magisterio aquí están, no obstante la docencia no es su vocación como tal, sino sólo su fuente de ingresos; en otros casos, aunque les gusta la docencia, no se encuentran las asignaturas que imparten no corresponden a su perfil, por lo que ambos pueden ser obstáculos para que realicen su práctica docente buscando la innovación o bien dar su mejor esfuerzo.
b. Docencia como fuente de ingresos: ven en la docencia una fuente de ingresos más que el gusto por lo que implica ser docente, algunos compañeros tienen a saturarse de horas e incluso cubren ambos turnos, lo que genera que en alguno de los dos (el segundo generalmente), dejen más su cansancio y fastidio que un trabajo bien desempeñado.
c. Ausencia de formación continua: al tener varios años en servicio hay docentes que consideran que no es necesaria la fundamentación teórica de lo que hace, pues los años de experiencia les dicen cómo hacer y resolver los diferentes problemas a los que se enfrentan diariamente.
d. Resistencia al cambio: Consideran que cualquier reforma que se lleva a cabo en los diferentes niveles educativos, no es más que lo mismo pero planteado diferente, es decir, no se interesan por reconstruir o reformular su práctica docente.
Situaciones como las anteriormente mencionadas, se presentan en muchos docentes que cuentan con una larga trayectoria laboral, pero que no han generado más que lo mínimamente necesario para cubrir sus horas de trabajo; ¿realmente la práctica hace al maestro? Cuando mucho de lo que se ve reflejado en los docentes de antaño es que su experiencia deja conformismo, actitud negativa a los cambios, rutina en las prácticas, falta de interés por prepararse teóricamente, bajo la justificación de que la práctica les da los conocimientos que necesitan y ven la teoría como algo alejado a la realidad.
Es necesario buscar alternativas para lograr conjuntar la experiencia docente con la actitud reflexiva, es decir, con los deseos de contribuir de alguna forma a que la educación tenga mejores resultados de los que tiene, ciertamente hay otros elementos que interfieren que no tienen emanan propiamente del docente, tal es el caso de las demandas administrativas o de las dificultades que el mismo contexto impone y que dificultan el lograr que la educación avance a los pasos agigantados que quisiéramos.
Alguien tiene que empezar a generar el cambio y si los docentes hacemos conciencia de la importancia que tiene nuestra participación en la manera en cómo se llevan a cabo las diferentes políticas educativas podríamos empezar a producir ese cambio tan necesario, somos el factor humano que puede generar que las políticas educativas tengan giros inesperados, ser consciente que la educación se enfrenta a diferentes problemáticas, que si bien en cierto no podemos resolver todas, pero las que ubiquemos y les veamos una posible solución, lo intentemos, dejar de lado la actitud pasiva e inerte, sino ser movidos por la curiosidad, por el deseo de conocer y trasformar el mundo.
Abra posturas como la de Brubacher, Case & Reagan, quienes argumentan que la experiencia es un elemento central para formarse como un docente reflexivo, en donde entra en juego la vocación a la que los autores se refieren como “arte de ser docente” así como la revisión y manejo de las diferentes teorías que dan sustento a lo que se hace en las aulas.
No obstante, cuando llevo estas líneas a la experiencia que he tenido en el tiempo que llevo trabajando como profesora, me parece que la experiencia y los muchos años de servicio se contraponen a una actitud reflexiva a la que se refieren estos autores.
Muchos docentes que cuentan con una larga historia laboral, mencionan diferentes factores que han estado presentes a lo largo de su camino como docentes, entre los cuales ubico cuatro aspectos a saber:
a. Falta de vocación: algunos dicentes están en la docencia porque no encontraron trabajo en las áreas en las que ellos se prepararon profesionalmente o no concluyeron sus estudios profesionales, se les presento la oportunidad de entrar al magisterio aquí están, no obstante la docencia no es su vocación como tal, sino sólo su fuente de ingresos; en otros casos, aunque les gusta la docencia, no se encuentran las asignaturas que imparten no corresponden a su perfil, por lo que ambos pueden ser obstáculos para que realicen su práctica docente buscando la innovación o bien dar su mejor esfuerzo.
b. Docencia como fuente de ingresos: ven en la docencia una fuente de ingresos más que el gusto por lo que implica ser docente, algunos compañeros tienen a saturarse de horas e incluso cubren ambos turnos, lo que genera que en alguno de los dos (el segundo generalmente), dejen más su cansancio y fastidio que un trabajo bien desempeñado.
c. Ausencia de formación continua: al tener varios años en servicio hay docentes que consideran que no es necesaria la fundamentación teórica de lo que hace, pues los años de experiencia les dicen cómo hacer y resolver los diferentes problemas a los que se enfrentan diariamente.
d. Resistencia al cambio: Consideran que cualquier reforma que se lleva a cabo en los diferentes niveles educativos, no es más que lo mismo pero planteado diferente, es decir, no se interesan por reconstruir o reformular su práctica docente.
Situaciones como las anteriormente mencionadas, se presentan en muchos docentes que cuentan con una larga trayectoria laboral, pero que no han generado más que lo mínimamente necesario para cubrir sus horas de trabajo; ¿realmente la práctica hace al maestro? Cuando mucho de lo que se ve reflejado en los docentes de antaño es que su experiencia deja conformismo, actitud negativa a los cambios, rutina en las prácticas, falta de interés por prepararse teóricamente, bajo la justificación de que la práctica les da los conocimientos que necesitan y ven la teoría como algo alejado a la realidad.
Es necesario buscar alternativas para lograr conjuntar la experiencia docente con la actitud reflexiva, es decir, con los deseos de contribuir de alguna forma a que la educación tenga mejores resultados de los que tiene, ciertamente hay otros elementos que interfieren que no tienen emanan propiamente del docente, tal es el caso de las demandas administrativas o de las dificultades que el mismo contexto impone y que dificultan el lograr que la educación avance a los pasos agigantados que quisiéramos.
Alguien tiene que empezar a generar el cambio y si los docentes hacemos conciencia de la importancia que tiene nuestra participación en la manera en cómo se llevan a cabo las diferentes políticas educativas podríamos empezar a producir ese cambio tan necesario, somos el factor humano que puede generar que las políticas educativas tengan giros inesperados, ser consciente que la educación se enfrenta a diferentes problemáticas, que si bien en cierto no podemos resolver todas, pero las que ubiquemos y les veamos una posible solución, lo intentemos, dejar de lado la actitud pasiva e inerte, sino ser movidos por la curiosidad, por el deseo de conocer y trasformar el mundo.
Montse Andrade- Mensajes : 46
Fecha de inscripción : 11/09/2011
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