Planteamiento de lectura No. 13. El diálogo en la educación

Seguramente hoy más que nunca debamos discutir el lugar que merece tener el diálogo en las relaciones sociales de nuestro país de cara al problema más acuciante, irracional y conflictivo de la historia reciente: La violencia.

En los últimos 5 años el costo de la guerra de Felipe Calderón contra el narcotráfico, según el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad es de 50 mil muertos y 10 mil desaparecidos, este es el costo de la violencia desmedida del gobierno y de los narcotraficantes. Asociados a estos se presentan otros delitos como secuestro, extorsión, cobro de piso, robo, y en todos ellos participan hombres y mujeres relativamente jóvenes como titulares de estas actividades, así que la pregunta obligatoria es: ¿Puede la escuela a través del uso del dialogo formar hombres y mujeres que no sean titulares de estas actividades?.
De acuerdo con Harlene Anderson ,” la responsabilidad compartida es inherente a las relaciones y procesos colaborativos cuya esencia es el dialogo. Entendiendo por dialogo un tipo de conversación dinámico y generativo que da cabida a todas las voces en las cuales cada persona está íntegramente presente; un tipo de conversación en la que hay dos vías de cambio y entrelazamiento de ideas, pensamientos, opiniones y sentimientos. Desde esta perspectiva el aprendizaje y el desarrollo del conocimiento es un proceso dinámico creativo”, suponiendo que esta responsabilidad existe en el interior de las aulas con cada docente, pero además la familia o lo que queda de ella también juega un papel importante en esta responsabilidad. Ahora bien, el asunto desde mi punto de vista es si la responsabilidad entendida como un valor que debe desarrollarse en la escuela y en la casa es en efecto una construcción del propio individuo o si la noción de responsabilidad le viene dada desde fuera, en este sentido pudiera pensarse que la responsabilidad como construcción social es asimilada por el sujeto sin reflexionar sobre ella. Por otro lado, si el dialogo como afirma Anderson ha de contribuir al aprendizaje y al conocimiento, eso solo nos mostraría una parte de la moneda, pues hoy ya no se trata de que aprendamos y conozcamos sino que actuemos responsablemente.
Pudiéramos decir que la responsabilidad es comprendida por Freire como dialogo pues a decir de él, al basarse en el amor, la humildad, la fe en los hombres, el dialogo se transforma en una relación horizontal en que la confianza de un polo en el otro es una consecuencia obvia.
Tal vez deberíamos entonces hablar de responsabilidad con amor, con empatía con el otro, con los otros –seres humanos, animales, medio ambiente- que representan tal vez los tres elementos que solemos utilizar para nuestro beneficio, para obtener de ellos algún tipo de riqueza. ¿Acaso los titulares de la violencia no utilizan estos tres elementos para hacerse más ricos y poderosos?, claro que si, tal si fuere pequeño empresario capitalista utiliza a las personas para transportar y vender la droga, la naturaleza para cultivarla y su conocimiento del entorno para transportarla.
Por eso necesitamos dialogar constantemente con nuestros colegas, con nuestros alumnos, con nuestros jefes, construyendo relaciones horizontales para acabar o al menos paliar las condiciones tan feroces que nos aquejan. Los maestros, los padres de familia, la escuela, la familia y otras instituciones necesitamos mejorar nuestra capacidad de diálogo con los otros a fin de mejorar nuestras condiciones de vida, no ya con más riqueza sino con humildad y amor por los otros que somos nosotros, porque para los otros nosotros somos los extraños, los otros. Dialoguemos pues con todos para reconocernos en todos y no vernos como extraños a los que se les pueda explotar o violentar.

Bibliografía:
- Freire, Paulo. Pedagogía del oprimido. Siglo XXI Editores
-Anderson, Harlene. Comunidades de aprendizaje colaborativo. En Relational Responsability Resources for a Sustinable Dialogue, de Sheila Mc Namee y Kenneth Gergen and Associates.