Planteamiento de lectura No. 10. Sentido y significado de la evaluación.
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Planteamiento de lectura No. 10. Sentido y significado de la evaluación.
Planteamiento de lectura No. 10,
Elaboró: Francisco Javier Garcia Pardiñas.
Sentido y significado de la evaluación.
23 de noviembre de 2011
Elaboró: Francisco Javier Garcia Pardiñas.
Sentido y significado de la evaluación.
23 de noviembre de 2011
En el articulo “constructivismo y evaluación educativa Díaz y Hernández comienzan el texto afirmando: “Dentro de las aulas, muchos profesores continúan realizando prácticas evaluativas por costumbre o habito sin tener una reflexión suficiente que les permita cuestionar el sentido de las mismas” (Díaz, 2010: 306), a partir de esta idea es que me pregunto si este sentido del que hablan esta dado por el contexto o por los propios docentes e incluso si pudiéramos decir que tal sentido está conformado por estos dos factores u otros más.
De hecho, cuando hablamos del sentido de la practica educativa no podemos dejar de reconocer que “es un hecho que produce perplejidad el que sea justamente ahora, en un momento histórico en que estamos asistiendo a una revalorización de la educación como consecuencia del papel que se le atribuye en la llamada sociedad de la información y del conocimiento, cuando se cuestiona más que nunca antes la función, las finalidades, la adecuación, la eficacia, en suma, el sentido de la educación y del aprendizaje escolar” (Coll, 2009:72), por tanto como podrá inferirse si se acepta esta idea de cesar Coll, el sentido de la práctica educativa tiene al menos 4 elementos en los que sería necesario reflexionar: función, finalidad, adecuación y eficacia de la práctica educativa y por ende de la evaluación.
Así, al referirnos al sentido de la educación rápidamente salta como una liebre el cuestionamiento general sobre el papel de la educación y por supuesto de la práctica educativa en cuanto a si estas cumplen adecuadamente su función, si los fines que se le asignan a cada nivel educativo se están cumpliendo, si se adecuan a las nuevas condiciones de competencia profesional y laboral que exige la sociedad de la información y del conocimiento y finalmente, si son eficaces. En este marco, entonces es pertinente preguntarnos ¿cuál es el sentido y el significado de la evaluación? en el contexto escolar, específicamente en la práctica docente que como muchos sabemos está inmersa en múltiples determinaciones.
Durante la práctica educativa, los docentes nos enfrentamos al “acontecimiento” de la evaluación en lo que podríamos definir como sus dimensiones o su tipología, a saber:
1) La evaluación de nuestros alumnos en los siguientes ámbitos: a) la clase, b) bimestre o semestre, c) la acreditación del curso, d) de la aplicación de pruebas externas: Enlace o Pisa, entre otros.
2) La evaluación a los docentes en sus diversas formas: a) carrera magisterial, b) La nueva evaluación de conocimientos, c) La evaluación de su desempeño (llenado de ficha evaluativa).
3) La valoración de cada docente por los alumnos y los padres de familia que de manera generalizada no son formalizadas en documento alguno.
De estas tres dimensiones me interesa rescatar de la valoración de padres y alumnos, el sentido y significado que los docentes y alumnos construyen en el proceso de enseñanza, que es el espacio donde surgen las formas en las que el docente impone o renuncia a parte de su autoridad delegándola en los alumnos. La valoración a cada uno de los eventos que pasan en el aula tanto maestro como alumnos les otorgan un sentido y los significan de acuerdo al papel que juegan en ese proceso, por eso “utilizamos el termino <<sentido>> con el fin de subrayar el carácter experiencial que, en buena lógica constructivista impregna el aprendizaje escolar. La percepción que tiene el alumno de una actividad concreta y particular de aprendizaje no coincide necesariamente con la que tiene el profesor, los objetivos del profesor y el alumno, sus intenciones y motivaciones al proponerla y participar en ella, son a menudo diferentes” (Coll, 1988: 137) así el maestro está más interesado por que el alumno en el mejor de los casos “asimile los conocimientos o los contenidos que se trabajan en el aula. Sin embargo, desde una interpretación reflexiva de la práctica educativa se podría afirmar que esta manera de darle sentido a la relación con los maestros hace que se pueda interpretar como una actitud transformadora de la práctica, e incluso innovadora en el sentido de reconocer las diferencias entre alumno y maestro pero al mismo tiempo señala la igualdad entre ellos. Por eso afirma Coll que “el juego de las representaciones mutuas, de las expectativas que se generan, de los comportamientos a que estas dan lugar, del intercambio de informaciones, del establecimiento más o menos explicito y consensuado de las reglas o normas de actuación….[ ] se va definiendo progresiva y conjuntamente el contexto en cuyo marco el alumno atribuye un sentido a lo que hace y construye unos significados, es decir, realiza unos aprendizajes con un determinado grado de significatividad” (coll, 1988: 140) y esta sigue siendo una alternativa para promover proyectos democráticos e innovadores, en la medida en que como seres humanos hallamos y creamos esa significatividad en nuestras acciones, el sentido de nuestra educación podrá seguir siendo de una búsqueda constante por comprender mejor nuestras acciones incluyendo la práctica educativa.
Bibliografia
-Coll, C. (1988) Significado y sentido en el aprendizaje escolar. Reflexiones en torno al concepto de aprendizaje significativo. Barcelona. Documento bajado de internet el dia 21 de noviembre de 2011.
-
-Coll, C. (2009). Los enfoques curriculares basados en competencias y el sentido del aprendizaje escolar, en X congreso de investigacion educativa: conferencias magistrales. Mexico: Consejo Mexicano de Investigación educativa.
- Díaz Barriga, F. "Constructivismo y evaluación educativa", en Estrategias docentes para un aprendizaje significativo. Mexico, Mc Graw Hill.
De hecho, cuando hablamos del sentido de la practica educativa no podemos dejar de reconocer que “es un hecho que produce perplejidad el que sea justamente ahora, en un momento histórico en que estamos asistiendo a una revalorización de la educación como consecuencia del papel que se le atribuye en la llamada sociedad de la información y del conocimiento, cuando se cuestiona más que nunca antes la función, las finalidades, la adecuación, la eficacia, en suma, el sentido de la educación y del aprendizaje escolar” (Coll, 2009:72), por tanto como podrá inferirse si se acepta esta idea de cesar Coll, el sentido de la práctica educativa tiene al menos 4 elementos en los que sería necesario reflexionar: función, finalidad, adecuación y eficacia de la práctica educativa y por ende de la evaluación.
Así, al referirnos al sentido de la educación rápidamente salta como una liebre el cuestionamiento general sobre el papel de la educación y por supuesto de la práctica educativa en cuanto a si estas cumplen adecuadamente su función, si los fines que se le asignan a cada nivel educativo se están cumpliendo, si se adecuan a las nuevas condiciones de competencia profesional y laboral que exige la sociedad de la información y del conocimiento y finalmente, si son eficaces. En este marco, entonces es pertinente preguntarnos ¿cuál es el sentido y el significado de la evaluación? en el contexto escolar, específicamente en la práctica docente que como muchos sabemos está inmersa en múltiples determinaciones.
Durante la práctica educativa, los docentes nos enfrentamos al “acontecimiento” de la evaluación en lo que podríamos definir como sus dimensiones o su tipología, a saber:
1) La evaluación de nuestros alumnos en los siguientes ámbitos: a) la clase, b) bimestre o semestre, c) la acreditación del curso, d) de la aplicación de pruebas externas: Enlace o Pisa, entre otros.
2) La evaluación a los docentes en sus diversas formas: a) carrera magisterial, b) La nueva evaluación de conocimientos, c) La evaluación de su desempeño (llenado de ficha evaluativa).
3) La valoración de cada docente por los alumnos y los padres de familia que de manera generalizada no son formalizadas en documento alguno.
De estas tres dimensiones me interesa rescatar de la valoración de padres y alumnos, el sentido y significado que los docentes y alumnos construyen en el proceso de enseñanza, que es el espacio donde surgen las formas en las que el docente impone o renuncia a parte de su autoridad delegándola en los alumnos. La valoración a cada uno de los eventos que pasan en el aula tanto maestro como alumnos les otorgan un sentido y los significan de acuerdo al papel que juegan en ese proceso, por eso “utilizamos el termino <<sentido>> con el fin de subrayar el carácter experiencial que, en buena lógica constructivista impregna el aprendizaje escolar. La percepción que tiene el alumno de una actividad concreta y particular de aprendizaje no coincide necesariamente con la que tiene el profesor, los objetivos del profesor y el alumno, sus intenciones y motivaciones al proponerla y participar en ella, son a menudo diferentes” (Coll, 1988: 137) así el maestro está más interesado por que el alumno en el mejor de los casos “asimile los conocimientos o los contenidos que se trabajan en el aula. Sin embargo, desde una interpretación reflexiva de la práctica educativa se podría afirmar que esta manera de darle sentido a la relación con los maestros hace que se pueda interpretar como una actitud transformadora de la práctica, e incluso innovadora en el sentido de reconocer las diferencias entre alumno y maestro pero al mismo tiempo señala la igualdad entre ellos. Por eso afirma Coll que “el juego de las representaciones mutuas, de las expectativas que se generan, de los comportamientos a que estas dan lugar, del intercambio de informaciones, del establecimiento más o menos explicito y consensuado de las reglas o normas de actuación….[ ] se va definiendo progresiva y conjuntamente el contexto en cuyo marco el alumno atribuye un sentido a lo que hace y construye unos significados, es decir, realiza unos aprendizajes con un determinado grado de significatividad” (coll, 1988: 140) y esta sigue siendo una alternativa para promover proyectos democráticos e innovadores, en la medida en que como seres humanos hallamos y creamos esa significatividad en nuestras acciones, el sentido de nuestra educación podrá seguir siendo de una búsqueda constante por comprender mejor nuestras acciones incluyendo la práctica educativa.
Bibliografia
-Coll, C. (1988) Significado y sentido en el aprendizaje escolar. Reflexiones en torno al concepto de aprendizaje significativo. Barcelona. Documento bajado de internet el dia 21 de noviembre de 2011.
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-Coll, C. (2009). Los enfoques curriculares basados en competencias y el sentido del aprendizaje escolar, en X congreso de investigacion educativa: conferencias magistrales. Mexico: Consejo Mexicano de Investigación educativa.
- Díaz Barriga, F. "Constructivismo y evaluación educativa", en Estrategias docentes para un aprendizaje significativo. Mexico, Mc Graw Hill.
javier garcia pardiñas- Mensajes : 24
Fecha de inscripción : 15/09/2011
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