Planteamiento de lectura No. 8 “Elementos para la formación del docente investigador critico de su propia práctica”
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Planteamiento de lectura No. 8 “Elementos para la formación del docente investigador critico de su propia práctica”
Planteamiento de lectura No. 8
Elaboró: Francisco Javier Garcia Pardiñas.
“Elementos para la formación del docente investigador critico de su propia práctica”.
Elaboró: Francisco Javier Garcia Pardiñas.
“Elementos para la formación del docente investigador critico de su propia práctica”.
Regularmente la formación del docente ha estado encaminada fundamentalmente en que domine los contenidos de lo que va a enseñar, que domine los métodos y técnicas de enseñanza y que sepa “controlar” a su grupo. En el mejor de los casos lo que predomina es una preocupación por mantener en silencio las aulas de clase, los alumnos bien “calladitos”, ordenados y obedientes de la autoridad del maestro.
En este sentido, cuando se observa una clase donde no hay orden, demasiado ruido provocado por los alumnos se asume que el docente responsable “no controla al grupo” y no en pocas ocasiones se asocia también a la falta de dominio de los contenidos.
En una perspectiva completamente contraria a la expuesta afirma Pérez Gómez que “el profesor es considerado como un profesional autónomo que reflexiona críticamente sobre la práctica cotidiana para comprender tanto las características especificas de los procesos de enseñanza-aprendizaje, como del contexto en el que la enseñanza tiene lugar, de modo que su actuación reflexiva facilite el desarrollo autónomo y emancipador de quienes participan en el proceso educativo” (Gimeno, 2005: 422) por lo que el énfasis ya no son esa preocupación por saber manejar ciertos saberes sino sobre todo una actitud crítica frente a sí mismo y la práctica que está desarrollando.
En este sentido si la escuela normal no forma maestros reflexivos y críticos de su propia practica, posiblemente un proyecto de formación nacido desde las propias escuelas pueda provocar el nacimiento de un nuevo tipo de docente que sea investigador de su propia práctica que lo lleve a realizar prácticas innovadoras o al menos criticas de su propia acción. Obviamente para lograrlo la cuestión de los valores debe estar muy presente en el sentido de la adopción de una idea de la ética que lo lleve a privilegiar su propia formación y la de sus colegas maestros pero además donde no le preocupe que tal o cual contenido debe ser aprendido por sus alumnos teniendo como objetivo pasar un examen especifico, sino que la formación de sus alumnos tenga por objetivo desarrollar las mejores posibilidades académicas de ellos. Es decir, la autonomía debe ser un concepto que cotidianamente debe ser problematizado al interior de las escuelas, lo que implica desarrollar nuevas estrategias de enseñanza y aprendizaje que muchas veces no están consideradas por el diseño curricular oficial. Seguramente es un proceso largo y un tanto difícil, sin embargo es una posibilidad para dar otro enfoque a la enseñanza, mas critica de nuestras acciones como docentes pero más rica en busca de escuelas más libres y democráticas.
En este sentido, cuando se observa una clase donde no hay orden, demasiado ruido provocado por los alumnos se asume que el docente responsable “no controla al grupo” y no en pocas ocasiones se asocia también a la falta de dominio de los contenidos.
En una perspectiva completamente contraria a la expuesta afirma Pérez Gómez que “el profesor es considerado como un profesional autónomo que reflexiona críticamente sobre la práctica cotidiana para comprender tanto las características especificas de los procesos de enseñanza-aprendizaje, como del contexto en el que la enseñanza tiene lugar, de modo que su actuación reflexiva facilite el desarrollo autónomo y emancipador de quienes participan en el proceso educativo” (Gimeno, 2005: 422) por lo que el énfasis ya no son esa preocupación por saber manejar ciertos saberes sino sobre todo una actitud crítica frente a sí mismo y la práctica que está desarrollando.
En este sentido si la escuela normal no forma maestros reflexivos y críticos de su propia practica, posiblemente un proyecto de formación nacido desde las propias escuelas pueda provocar el nacimiento de un nuevo tipo de docente que sea investigador de su propia práctica que lo lleve a realizar prácticas innovadoras o al menos criticas de su propia acción. Obviamente para lograrlo la cuestión de los valores debe estar muy presente en el sentido de la adopción de una idea de la ética que lo lleve a privilegiar su propia formación y la de sus colegas maestros pero además donde no le preocupe que tal o cual contenido debe ser aprendido por sus alumnos teniendo como objetivo pasar un examen especifico, sino que la formación de sus alumnos tenga por objetivo desarrollar las mejores posibilidades académicas de ellos. Es decir, la autonomía debe ser un concepto que cotidianamente debe ser problematizado al interior de las escuelas, lo que implica desarrollar nuevas estrategias de enseñanza y aprendizaje que muchas veces no están consideradas por el diseño curricular oficial. Seguramente es un proceso largo y un tanto difícil, sin embargo es una posibilidad para dar otro enfoque a la enseñanza, mas critica de nuestras acciones como docentes pero más rica en busca de escuelas más libres y democráticas.
javier garcia pardiñas- Mensajes : 24
Fecha de inscripción : 15/09/2011
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