Reformas educativas...

Montse Andrade Mar Nov 15, 2011 11:04 am

Cuando hablamos de Reforma, el término por su mera definición implica por su prefijo in que se busca volver a dar forma a algo, proyectar con la intención de innovar o mejorar lo que ya se tiene que nos lleva a pensar en un cambio, en el caso que nos atañe, la educación.
Cada Reforma Educativa, es planteada en principio por momento histórico con condiciones sociales específicas, que intentan dar solución a los diferentes problemas a los que se enfrenta el ámbito educativo, es decir, ninguna es planteada de la nada, cada una retoma de la anterior lo que a parecer de quienes las realizan a funcionado y modifican aquello que consideran no arroja los resultados esperados, lo que nos lleva a plantearnos una serie de preguntas que bien valdría la pena mencionar: cuál es el fin que persigue la educación, a qué intereses y de quienes se busca que responda, cuáles son los lineamientos que consideran los reformadores al momento de plantear las reformas, en fin podríamos continuar con una larga lista de interrogantes a las que seguramente no podríamos dar una respuesta que satisfaga a todos aquellos que estamos inmersos en este ámbito. Intentare en estas breves líneas retomar algunos de los puntos que me parece interesante rescatar como pasajera de este barco llamado educación.
En las trasformaciones de las reformas educativas, uno de los problemas al que nos hemos enfrentado es que cada que se hace una restructuración en planes y programas de estudio, esto se hace de manera muy general sin profundizar en los problemas reales que afectan a la educación, pareciera que ninguna reforma ha mejorado en absoluto la calidad de la educación que se imparte en el sistema escolar, y si echamos un vistazo el discurso de las propuestas en el ámbito pedagógico, las distintas reformas educativas en términos generales, todas han pretendido resolver los mismos problemas, tales como el hecho de que la educación es predominantemente verbalista, promueve la memorización mecánica del conocimiento, es autoritaria, esta desvinculada de la realidad social y de la realidad de los alumnos en particular, los contenidos que se promueven no llegan a ser significativos para los estudiantes, los planes y programas de estudio son enciclopédicos ya que presentan una sobresaturación de contenidos, los cuales entre las diferentes asignaturas, están desvinculados, como si pertenecieran a un mundo diferente cada una de ellas, lo mismo sucede entre un grado y otro y entre los diferentes ciclos escolares; la relación con la maduración cognitiva del alumno se deja de lado y los contenidos de los diferentes planes y programas de estudio no se adecúan a las diferentes regiones del país (Soriano, 2008).
Estos son tan sólo algunos de los problemas que se pueden enunciar que presenta nuestra educación, ya que entre ellos falta enumerar todas las cuestiones que están relacionadas con la participación del docente donde por sus propias características de personalidad y formación influyen en la forma en que se trasmite los contenidos de los planes y programas de estudio de las diferentes reformas que se han implementado, así como de las condiciones contextuales de los diferentes espacios en los que se lleva a cabo el proceso educativo, el cual de igual manera afecta para que dichas reformas no obtengan los resultados que se esperan por quienes las realizan, punto que Tyack, David & Larry Cuban (2000) mencionan es importante analizar, ya que aunque pareciera que dichos lineamientos bajan de manera descendente desde los altos mandos de poder mundial, hasta llegar a las aulas, las condiciones reales revelan que esto no es del todo cierto pues existe una serie de factores que influyen en la forma en que las reformas son trasformadas dentro del aula, pues el docente determina de qué forma, en qué temáticas dará mayor énfasis, de qué herramientas echara mano, e incluso que temas considera no son relevantes de acuerdo a su punto de vista, éste estará determinado por diferentes actores que permean en la práctica profesional del docente; a ello habrá que agregar que cada escuela y cada generación de alumnos cuentan con características diferentes, que influyen en las decisiones del profesor al omento de planear su clase, es decir lo que se enseña en las escuelas no es tal cual como está escrito en el papel.
Lo cierto es que cuando estamos en este barco educativo, tenemos que tener presente que la educación obedece a diferentes intereses que van desde cuestiones económicas, políticas, sociales, culturales, históricas y que en conjunto determinan lo que se debe de enseñar en las instituciones educativas y, que desde la visión de Viñao (2006), deberían salir desde las propias escuelas; el autor señala que si las reformas se gestaran desde la práctica escolar y su planteamiento fuera de abajo hacia arriba éstas podrían tener mayor éxito, ya que obedecerían a los intereses y necesidades de los alumnos y considerarían los diferentes contextos en que se da el proceso educativo.
No obstante, la propuesta de Viñao (2006) tampoco puede garantizar el éxito de las reformas, pues en realidad desconocemos que tan fructífera podría ser esta su propuesta, pues en sí misma implica dificultades a simple vista, se pensaría que cada estado, e incluso cada escuela tuviera su propia reforma, lo que es prácticamente imposible en un mundo que pretende ser homogenizador, en donde se habla de mismas oportunidades para todos, y que se sólo se puede acceder a éstas si se cuenta con los conocimientos que desde las autoridades se consideran necesarios obtener, es decir tendrían que romperse gran parte de los esquemas de organización social,
A mi parecer, no basta con ponernos en el papel de críticos o analistas de las reformas, y decir que todo o casi todo está mal, difícilmente podremos hacer que el mundo gire al revés, lo que si podemos hacer es dejar de ser sólo pasajeros en el barco educativo, y asumir que tenemos la oportunidad de ser capitanes en pequeños barcos, estos son nuestro propio actuar profesional. Enseñar por enseñar refleja nuestra actitud de pasajeros, que sólo miran lo que pasa, tal vez criticamos, juzgamos, pero nada más asumiendo que nada podemos cambiar; pero si somos capitanes, conscientes que lo que hacemos en nuestras aulas es decisión nuestra, podemos comenzar por provocar pequeños cambios, que no nos garantizan que el mundo cambie, pero si garantiza que seamos profesores comprometidos con nuestros alumnos, saber que el resto de factores que no está en nuestras manos modificar no puede ser más fuerte que nuestro deseo por hacer de la labor docente más que sólo nuestra actividad laboral.

Biblografía consultada:
- Soriano, F. J. (2008). El conocimiento fragmentado. De la relación maestro-discípulo a maestro-alumno. México: Universidad Autónoma Chapingo.
- Tyack, David & Larry Cuban (2000) Cómo las escuelas cambian a las reformas. En: En busca de la utopía. Un siglo de reformas de las escuelas públicas. México: Fondo de Cultura Económica. Pp. 120-166.
- Viñao, A. (2006) La cuestión del cambio en la educación. En: Sistemas educativos, culturas escolares y reforma. España: Morata. Pp.100-120.