En busca de una convivencia armónica
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En busca de una convivencia armónica
[justify[color=indigo]Dentro del Plan de Estudios de Educación Secundaria 2006, se plantea como parte del perfil de egreso, que el alumno desarrolle el grupo de las cinco competencias para la vida, entre las cuales se encuentran las competencias la convivencia que implican la posibilidad de que el alumno se relacione armónicamente con otros y la naturaleza; comunicarse con eficacia; trabajar en equipo; tomar acuerdos y negociar con otros; crecer con los demás; manejar armónicamente las relaciones personales y emocionales; desarrollar la identidad personal; reconocer y valorar los elementos de la diversidad cultural, étnica y lingüística que caracterizan a nuestro país. Orientación y tutoría con su carácter preventivo implica la realización de acciones oportunas con los alumnos (adolescentes) para el desarrollo pleno de sus potencialidades y aspiraciones personales, la pregunta central de muchos orientadores es ¿cómo saber qué plan de acción es más conveniente para mis alumnos?
En busca de una convivencia armónica:
Soy orientadora escolar en una secundaria del municipio de Chalco, en la Colonia Covadonga, los grupos que atendemos suelen ser muy grandes, entre 55 y 60 niños por grupo, lo que dificulta en muchas ocasiones en trabajo de los profesores. El grado al cual atendemos es determinado por la dirección escolar, regularmente nos corresponde recibir una generación en primer grado y llevar un trabajo continuo hasta el tercer grado.
En el ciclo 2008-2009, estaba como orientadora de segundo grado, un ciclo por demás complicado, pues teníamos ausencia de profesores por algunos movimientos de plazas, aunado a las ausencias normales que llegaban a tener los profesores por diferentes circunstancias, la cantidad de horas libres era impresionante.
Como orientadora imparto la asignatura de tutoría, de la cual doy una hora a la semana en cada uno de mis grupos, aunado a ello, una de mis funciones como orientadora implica cubrir los espacios de las horas libres que se generan por las ausencias de los profesores de las distintas asignaturas, incluso algunas encimadas entre los dos grupos a mi cargo.
A pesar de realizar una planeación para tutoría así como algunas actividades adicionales para trabajar en las horas libres de los grupos, llegaba un momento en que éstas se me agotaban, entonces me surgía un gran problema, no sabía cómo y qué improvisar. Además que al tener horas encimadas descuidaba a uno o a otro grupo por algún tiempo, espacios que los chicos aprovechaban para esconderse las mochilas, pegarle al de junto, salirse del salón, etc., es decir su actitud se tornaba agresiva, molestos y hostiles entre ellos.
Dicha problemática no sólo se daba dentro del aula, sino en cualquier espacio en que los chicos no sintieran la vigilancia de algún profesor, como por ejemplo en el receso. Comencé a notar que las agresiones entre los chicos se agudizaba cuando estaban solos.
El trabajo administrativo de la orientación, era un problema más pues este no lo podía desarrollar en el horario de trabajo lo que personalmente me implicaba un gran estrés. Avanzaba el ciclo escolar y las condiciones no mejoraban: lo más preocupante para mí era que tantas horas libres combinado con el exceso de trabajo administrativo y las comisiones adicionales generaban muchos espacios que no podía cubrir en su totalidad, y que deban lugar para que los chicos se agredieran, se molestarán unos a otros o se me perdieran en la escuela; debía pensar en alguna estrategia que me permitiera cubrir los espacios de las horas libres y al mismo tiempo me permitiera intervenir en los casos de agresión de los que me había percatado, ya que no bastaba con la hora de tutoría.
Para hacer frente a los problemas de el exceso de “espacios muertos” que dan píe a que se den conductas inapropiadas por parte de los alumnos, combinado con el trabajo administrativo, durante las horas libres trabajamos con los proyectos de “Leer para crecer”, “Prevención de adicciones”, o bien revisábamos los temas que se les dificultaba a los chicos en las diferentes asignaturas, pero llegaba el momento en que yo notaba que los chicos se cansaban o se aburrían pues había días en las que pasábamos muchas horas juntos, a lo que surge la pregunta: ¿Qué actividades desarrollar para cubrir el exceso de espacios libres y que al mismo tiempo me permitieran intervenir en los problemas de agresividad que se estaba generando dentro de las aulas? [/justify]
En busca de una convivencia armónica:
Soy orientadora escolar en una secundaria del municipio de Chalco, en la Colonia Covadonga, los grupos que atendemos suelen ser muy grandes, entre 55 y 60 niños por grupo, lo que dificulta en muchas ocasiones en trabajo de los profesores. El grado al cual atendemos es determinado por la dirección escolar, regularmente nos corresponde recibir una generación en primer grado y llevar un trabajo continuo hasta el tercer grado.
En el ciclo 2008-2009, estaba como orientadora de segundo grado, un ciclo por demás complicado, pues teníamos ausencia de profesores por algunos movimientos de plazas, aunado a las ausencias normales que llegaban a tener los profesores por diferentes circunstancias, la cantidad de horas libres era impresionante.
Como orientadora imparto la asignatura de tutoría, de la cual doy una hora a la semana en cada uno de mis grupos, aunado a ello, una de mis funciones como orientadora implica cubrir los espacios de las horas libres que se generan por las ausencias de los profesores de las distintas asignaturas, incluso algunas encimadas entre los dos grupos a mi cargo.
A pesar de realizar una planeación para tutoría así como algunas actividades adicionales para trabajar en las horas libres de los grupos, llegaba un momento en que éstas se me agotaban, entonces me surgía un gran problema, no sabía cómo y qué improvisar. Además que al tener horas encimadas descuidaba a uno o a otro grupo por algún tiempo, espacios que los chicos aprovechaban para esconderse las mochilas, pegarle al de junto, salirse del salón, etc., es decir su actitud se tornaba agresiva, molestos y hostiles entre ellos.
Dicha problemática no sólo se daba dentro del aula, sino en cualquier espacio en que los chicos no sintieran la vigilancia de algún profesor, como por ejemplo en el receso. Comencé a notar que las agresiones entre los chicos se agudizaba cuando estaban solos.
El trabajo administrativo de la orientación, era un problema más pues este no lo podía desarrollar en el horario de trabajo lo que personalmente me implicaba un gran estrés. Avanzaba el ciclo escolar y las condiciones no mejoraban: lo más preocupante para mí era que tantas horas libres combinado con el exceso de trabajo administrativo y las comisiones adicionales generaban muchos espacios que no podía cubrir en su totalidad, y que deban lugar para que los chicos se agredieran, se molestarán unos a otros o se me perdieran en la escuela; debía pensar en alguna estrategia que me permitiera cubrir los espacios de las horas libres y al mismo tiempo me permitiera intervenir en los casos de agresión de los que me había percatado, ya que no bastaba con la hora de tutoría.
Para hacer frente a los problemas de el exceso de “espacios muertos” que dan píe a que se den conductas inapropiadas por parte de los alumnos, combinado con el trabajo administrativo, durante las horas libres trabajamos con los proyectos de “Leer para crecer”, “Prevención de adicciones”, o bien revisábamos los temas que se les dificultaba a los chicos en las diferentes asignaturas, pero llegaba el momento en que yo notaba que los chicos se cansaban o se aburrían pues había días en las que pasábamos muchas horas juntos, a lo que surge la pregunta: ¿Qué actividades desarrollar para cubrir el exceso de espacios libres y que al mismo tiempo me permitieran intervenir en los problemas de agresividad que se estaba generando dentro de las aulas? [/justify]
Montse Andrade- Mensajes : 46
Fecha de inscripción : 11/09/2011
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